jueves, octubre 10, 2013
Reseña: Pride and Fall - Of Lust and Desire (por Deni Olmedo)
Pocas veces un grupo me llama
tanto la atención, con un no muy extenso bagaje (sólo cuatro álbumes), como los
noruegos Pride and Fall. Ya han pasado 10 años desde su álbum de debut,
titulado Nephesh (publicado por Dependent / Metropolis) aunque, como
suele ser habitual, sus integrantes ya hacían sus pinitos en otros grupos: Sigve Monsen y Svein Joar A. Johnsen comenzaron en el grupo de goth/darkwave An Evening with Kisses, del que
salieron por su intención de hacer música más electrónica y, por qué no (que no
es malo), orientada a las pistas de baile. Así que ese fue el germen que
terminó desembocando en Pride and Fall,
con la inclusión de Per Waagen (que
además no era un desconocido, ya que había coincidido con Sigve en una banda de doom llamada Vivandre, en la que también
estuvo estuvo Frank Claussen, que
luego formaría parte de otra banda bien conocida: Teathre of Tragedy).
Nephesh
y su único single extraído, Paragorn, fueron todo un soplo de
aire fresco dentro del panorama electro europeo. Su música era el resultado de una
mezcla de influencias: metal, industrial, future pop, EBM, trance… Y sobre todo
de sus claras ideas de cómo debía ser su carrera: nada de publicar un álbum al
año, como han hecho otras bandas de su estilo, sino espaciar sus trabajos para
producirlos con gusto. Así publicaron como descarga digital el single Border,
que sería presentación de su segundo trabajo de estudio: Elements of silence. Sin
duda un paso adelante en su estilo: más definido, con temas más orientados a
las pistas de baile y combinándolos con otros más lentos, opresivos, en los que
mostraban su innegable talento para escribir letras. La canción que da nombre
al álbum es, sin duda, una de mis favoritas. Y es que hay paralelismos en su
manera de concebir los álbumes con uno de los monstruos del género: VNV Nation. Así comienzan todos sus
álbumes con una canción instrumental que desemboca en un tema que te agarra de
la solapa, que te dice Ey! Here we are!
Listen us!... Y ya no puedes dejar de escucharles. Y, a modo casi de
continuación, sacan a la venta un año después In my time of dying. Digo
a modo de continuación porque los temas de ambos álbumes se parecen mucho,
musicalmente hablando, incluso parecen sacados de una misma fuente de
inspiración… Aunque en esta publicación tan temprana también tuvo mucho que ver
el cierre de su discográfica Dependent.
Algo que sin duda influyó en la decepción, la oscuridad, la muerte… los temas
que rondan por las letras de sus canciones. In my time of dying es, en
mi opinión, la cima de su carrera como músicos. Temas casi fantasmagóricos (en
el tratamiento de la voz) como I Wither (‘cause everything must die… repiten hasta que se te mete en el
cerebro y le ves la lógica… y sí, todo tiene que morir) y de repente te
abofetean con un instrumental que te deja con la boca abierta (Black Gate… un tema al que sólo puedo
emparentar con Electronaut o Lightwave, de nuevo con VNV Nation) y ese top de tops que es Sacred
and Profan. Un tema que cada vez que lo escucho necesito hacerlo 5 o 6
veces seguidas… Todo esto, en 3 años.
Pero se
produce el cierre de Dependent y con
él la publicación de un comunicado de la banda, en el que se quejaban
amargamente de cómo las descargas ilegales habían acabado con la existencia de
una de las discográficas que mejores artistas aglutinaba bajo su techo, a
saber, VNV Nation, Covenant, Rotersand, Seabound, Suicide Commando, Velvet Acid Christ, los propios Pride and Fall… En ese mismo comunicado daban las gracias a un Stefan Herwig que fue quién les dio la
oportunidad que necesitaban. Y daban razones de por qué dejaban de hacer
música. Aunque no aclaraban si este cese era definitivo.
Y silencio. Silencio que se
prolongaba año tras año.
Y Dependent vuelve a abrir las puertas.
Y de repente,
en uno de esos discos recopilatorios que editan las discográficas (coincidiendo
casi siempre con la época navideña), en este caso Dependence 2012 aparecen
de repente, casi a traición, con un tema Reborn (totalmente explícito el
título) del que avisan que es tan sólo una maqueta. Y cómo suena. Como si no
hubieran pasado cinco años. Y las noticias se precipitan. Reborn estará incluido
en un nuevo trabajo, que estaría disponible para finales del verano del 2013.
Y ese final de
verano ha llegado. Y con él Of lust and desire. Y la curiosidad
(casi nerviosa) de saber cómo sonarán después de este tiempo de silencio. Sculptor
of lust and desire (el primer tema) comienza lento, con unos sintes que
me recuerdan al mejor Vangelis: profundos, oscuros, potentes… y sorpresa: ¡no
es instrumental! Pero como si lo fuera: la voz de Sigve suena quejosa, oscura, inquietante… Y nos lleva a Hollow,
un tema que perfectamente se podría pinchar en una pista de baile y/o
escucharla con el volumen bien alto, pero que alterna partes más rápidas con
interludios lentos y atmosféricos, lo que la hace también apta para un escucha
más tranquila… El tercer tema es Passionate pain. Es una canción
lenta, donde la protagonista es la letra y la voz de Sigve. Algo que va a ser
una constante en este Of lust and desire. La música es
potente. Suenan bien, rotundos. Pero la voz reclama su importancia dentro de lo
que es Pride and Fall.
Turn
the lights on devuelve a los Pride
and Fall más agresivos, con esos coros fantasmagóricos/distorsionados que
son tan marca de la casa. The void let me go first es el
primer tema instrumental del álbum. Atmosférico. Decadente. Toda una delicia,
que sirve como perfecta introducción a The Comforter. Un tema lento, donde
la voz vuelve a ser lo verdaderamente importante. EBM melódica que alimenta el
alma.
Hemos pasado
el ecuador de Of lust and desire y la sensación es que Pride and Fall siguen en buena forma. Que no han pasado los años
por ellos, en cuanto a interés y calidad. Bien. The Knife viene a
demostrar que, aunque los noruegos saben hacer música para las pistas de baile,
en este trabajo difícilmente vamos a encontrar un tema que sea así. De nuevo
EBM melódica, de pocos BMPs, de producción impecable. Y de ahí llegamos a Reborn.
Que suena muy parecido a la versión incluída dentro de Dependance 2012, y a la
que han añadido algún arreglo en distintos acordes. Con diferencia el tema con
más BPMs y el que más fácilmente puede ser pinchado. Bailable al cien por cien.
A
river runs through it es toda una sorpresa. Violín. Piano. La voz de Sigve y un fondo atmosférico para una
joya que no llega a dos minutos. Triste y decadente. Y preciosa.
Nos preparamos
para llegar al final con otra descarga de energía: Fear your love, es un
tema con unos sintes y unos graves potentes, que parece que no va a terminar de
despegar, pero sí, el último minuto es puras ganas de bailar, de dejarte
llevar. Y Epilogue es lo que su nombre indica: un tema lento, con la
batería marcando el ritmo y unos sintetizadores que se mantienen en segundo
plano, dejando el protagonismo, una vez más, a la voz.
Y es que la
voz es la absoluta protagonista de este nuevo y esperadísimo trabajo de los de Stavanger. No sólo no decepciona sino
que abre nuevos caminos musicales a un grupo que, injustamente, no tiene la
fama ni el trato de primeros espadas (llámense Covenant o VNV Nation)
pero sí la misma (o más) calidad. Un trabajo que al escuchar una y otra vez
muestra nuevos matices. Una gozada para los oídos.
Publicado por Tomahawk en 10:00 a. m.
Etiquetas: Deni Olmedo , Pride and Fall , Review
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